En este blog se irán publicando algunos articulos o temas actuales de autores reconocidos y también de mi cosecha y de la de quien quiera participar (porque no¿?) y que considere que son interesantes y nos pueden ayudar a aprender y a sacar algunas ideas.

La idea es que cuando les publique algo, lo lean y pongan sus comentarios tanto de la lectura como de los comentarios de los demás.


Gracias!!!

viernes, 13 de julio de 2012

Para Reflexionar

A ver que les parece y que opinan..


¿Cuanta tierra necesita un hombre? ------   León Tolstoi


Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. "Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."

Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.
"Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."
Así que decidió hablar con su esposa.
-Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.
Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.
Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.
Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa. Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.
El corazón de Pahom se colmó de anhelo.
"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.
Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.
"Si todas estas tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."
Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.
-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.
"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."
Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirs habían instalado sus tiendas.
En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.
El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:
-De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.
-¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom.
-Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.
Pahom no comprendió.
-¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?
-No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.
Pahom quedó sorprendido.
-Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra -dijo.
El jefe se echó a reír.
-¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.
-¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?
-Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.
Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.
Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.
"¡Qué gran extensión marcaré! -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."
Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.
-Es hora de despertarlos -se dijo-. Debemos ponernos en marcha.
Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los bashkirs.
-Es hora de ir a la estepa para medir las tierras -dijo.
Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.
-Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.
Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la planicie.
-Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.
A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.
El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:
-Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.
Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.
-No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.
Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.
"No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."
Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al hombro, se internó en la estepa.
Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.
Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.
-He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas -se dijo.
Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.
"Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."
Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.
"Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."
Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.
Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.
"Bien -pensó-, debo descansar."
Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido. Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando: "Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".
Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí.". Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. Pahom miró hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.
"¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto." Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado. Aún estaba a quince kilómetros de su meta.
"No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra.".
Pahom cavó un pozo de prisa.
Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.
"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"
Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.
Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.
"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."
El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.
Aunque temía la muerte, no podía detenerse. "Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón. Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.
El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.
"Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"
Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo. Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto! Pahom dio un alarido.
"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.
-¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!
El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.
Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.


jueves, 7 de junio de 2012

Pato o Águila, tu decides...

Creo que vale la pena que retomemos y leamos con calma este pensamiento que nos compartió el Inge en la junta del otro día. :) Por favor compartan en sus comentarios como es que pueden aplicar esto en su trabajo describiendo acciones especificas y como estas ayudarían a mejorar la percepción de los clientes y crearles una experiencia distinta.

Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi. Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: Yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión. Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy:
“Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”
Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!  Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “¿Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo una hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética” Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Reforma, Novedades y Selecciones…”
Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”
Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él, o si prefería lo dejaría solo en sus meditaciones.

“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- ¿Siempre has atendido a tus clientes así?”
Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. Él decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Sé un águila.
Los patos solo hacen ruido y se quejan, Las águilas se elevan por encima del grupo”. “Esto me llego aquí, en medio de los ojos”,
dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi!! Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila.
Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos.
Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
 “Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Si, seguro que si”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal. Posiblemente haya contado esta historia a mas de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.  Willy el taxista, tomo una diferente alternativa:
El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, Un servidor publico, "político", ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?

Recuerda:

ES TÚ DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA recibe los 7 dones del Espíritu Santo:

Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo, Piedad, Amor y Fortaleza

Úsalos para servir a tu comunidad y empieza por tu familia. Que tus problemas sean menos, tus Bendiciones más y que sólo la Felicidad entre por tu puerta.

jueves, 15 de marzo de 2012

Mejora tus relaciones!!

Chicos!! Ya que hemos estado platicando mucho acerca de Robin Sharma en FQC saqué un artículo de su blog y se los traduje lo mejor posible!! Quiero que lo lean y me digan que es lo que podríamos utilizar de esto para mejorar nuestro trabajo y nuestras vidas diarias. :)


El mundo digital es una cosa hermosa. Las aplicaciones nos ayudan a incrementar nuestra productividad y elevar nuestra vida personal. Plataformas de medios sociales como Facebook y Twitter nos conectan y permiten el intercambio de información en nuevas formas y radicalmente. Pero junto con la apertura de nuevas fronteras que la tecnología trae esta existiendo un cierre de otra cosa ya que si no es personalmente no se puede realmente interactuar de la misma manera que una vez se hizo.  

La gente escribe cosas en línea que nunca se atrevía a decir a otro ser humano en persona. Los críticos abundan. Los cínicos florecen. Y la controversia parece conseguir más puntos de vista que los actos simples de la decencia y de la humanidad.

Quiero ofrecerles 6 de las mejores estrategias de comunicación que he aprendido a prosperar en los negocios y en la vida
Como William Penn dijo una vez:

"Espero pasar por la vida, pero una vez. Así que si hay alguna bondad que puedas mostrar, o cualquier cosa buena que puedas hacer por cualquier persona, hazlo ahora, y no lo retrases, ya que no pasarás por este camino de nuevo."

1. Se Real.
Llama a tu ser auténtico. El hecho es que pocas cosas son tan poderosos como estar en la presencia de una persona que esta muy, muy cómoda en su propia piel. Lo que estoy sugiriendo es que hables con tu voz única y que vive bajo tus verdaderos valores. Por favor, confía en mí en esta ocasión. Te prometo que cuando llegues a la última hora de tu último día, te arrepentirás de haber vivido la vida que la sociedad quería y no la vida que en lo profundo era en realidad para ti. 

2. Sonríe
Claro que esto suena obvio. Pero lo que hace la grandeza es la ejecución de todos los días en torno a ideas simples. Y si sonreír durante los buenos tiempos y en los duros es tan fácil, ¿por qué es tan difícil para la mayoría de la gente? Yo viajo por todo el planeta constantemente. Pero no importa si estoy en Qatar o en Napa, Buenos Aires o Malasia, Mumbai o Amsterdam, con una sonrisa rápida y real a un extraño hay una conexión siempre.

3. Utiliza los nombres de la gente
El fantástico Dale Carnegie nos ha enseñado bien. Señaló que el nombre de una persona es el sonido más dulce a sus oídos. Y, sin embargo, es tan fácil olvidarse de hacer un esfuerzo adicional y recordar - y utilizar - el nombre de alguien. Los comunicadores de clase mundial se dirigen a las personas por su nombre y eso los acerca más.

4. Mira a las personas a los ojos
El mejor regalo que puedes darle a un cliente o un compañero querido es el regalo de tu presencia. Mira a la gente a los ojos y comprométete con lo que están diciendo. Haz que se sienta especial. 

5. Se honesto
Una vez más, simple, lo sé. Pero el liderazgo y el éxito realmente se reducen a cada día haciendo de una serie de fundamentos asombrosamente bien.  Cualquier persona puede ser honesto cuando los tiempos son fáciles. La verdadera medida de su liderazgo es lo honesto que es cuando todo se está cayendo a pedazos.

6. Elige buenas palabras
Yo estaba en las montañas este fin de semana. Quería conseguir algo de desayuno. Entramos en un nuevo restaurante italiano que anunciaba el desayuno hasta las 11:30 de la mañana. Eran 11:40. Le pregunté al hombre detrás del mostrador: "¿Es posible todavía conseguir el desayuno?" Su respuesta fue inmediata: "Por supuesto que no." Ahora entiendo que este hombre no estaba tratando de ser grosero. Lo más probable es que no era un gran comunicador. Pero sus palabras tuvieron un impacto (como todas las palabras lo hacen). Un comunicador más eficaz podría haber dicho: "Me gustaría que pudiéramos, pero vamos a pasar al menú de almuerzo.” Todo está en el lenguajear!! En cambio, sus palabras me hicieron probar su competidor.
Aquí están seis maneras muy fundamentales pero potentes para amplificar el impacto de la comunicación. Trata de aplicarlos e innovar a través de ellos. Los que te rodean estarán agradecidos de que lo hayas hecho.



lunes, 2 de enero de 2012

Cumpliendo propositos

Hola!!

Ya que es principio de año esta de moda eso de cumplir los propósitos, mismos que nos hacemos todos los años y generalmente son los mismos que el año anterior. No sería excelente que cada año pudieras tener propósitos nuevos porque los del año pasado ya los cumpliste y son parte de tu vida?? Si fuera así, duplicaríamos nuestros éxitos cada año y como lo aprendimos en el efecto compuesto no duplicaríamos sino que el crecimiento sería exponencial!! Por que no empezar este año ya que tenemos la formula mágica para lograr todo lo que queremos.

1. Decide que es lo que quieres lograr y porque, muy sencillo y especifico. Haz una lista de estas metas por escrito y con que trabajes en unas cuantas pero consistentemente verás cambios muy grandes (no es necesario escribir miles de metas)

2. Ahora de cada una de esas metas piensa que hábitos debes de agregar o quitar de tu vida, debe ser medible para que sea más fácil (te suena familiar?). Por ejemplo si tu meta es correr un maratón para finales de año entonces debes de correr 5 veces por semana todos los días, para esto tienes que levantarte más temprano o hacerte tiempo en la noche (si programas en tu alarma del celular ese habito, te puede ayudar a que no lo olvides). Si tu propósito es pasar más tiempo con tu familia agenda de una vez las visitas o tiempo que les dedicarás, cuando las cosas las tienes ya agendadas es más difícil que se te atraviese otra cosa que hacer. Si tu propósito es ganar dinero por medio de cerrar más ventas entonces agenda un día especifico de llamadas a prospectos y proponte a hacer 50 llamadas ese día para seleccionar los 5 prospectos con mayor potencial y de esta forma podrás tener 5 prospectos grandes nuevos por semana!!!

3. Ya que tienes agendadas los hábitos que tienes que crear y deshacer para cumplir con cada propósito, manos a la obra y si ves que fallas vuelve a intentarlo. No se vale decir: Ok como ya me equivoque empiezo de nuevo mejor el próximo año.

 Y para no olvidarlo:


Tu que hábitos nuevos tendrás?? Como puedes aplicar esto a  tu trabajo en FQC y a tu vida?

lunes, 3 de octubre de 2011

Cerebro Ganador

Muchos artículos de consultoría hablan de las maneras existentes para que una persona aumente su productividad a través de hábitos específicos, pero para el doctor Jeff Brown, la clave del éxito está en el cerebro.

“No se necesita el gadget de última generación para mejorar el desempeño laboral propio o de las personas a tu cargo. Existen maneras en las que puedes modificar tu cerebro para mejorar la productividad”, aseguró el especialista en el congreso anual de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).

El autor del libro "El cerebro ganador" es especialista en psicología cognitivo-conductual, una práctica que asegura que la manera en la que una persona piensa afecta su manera de actuar. También participa en equipos médicos de investigación de neuroplasticidad – capacidad del cerebro para moldearse- de Boston Marathon y Chicago

“Hay dos clases de cerebros. Los ‘normales’ y los ‘resilentes’, aquellos que tienen la habilidad de aprovechar los momentos difíciles y utilizan lo que conocen- el pasado- para navegar el futuro”, aseguró Brown.

En palabras sencillas, aseveró Brown, esto significa que lo que “pones” en tu cerebro afecta cómo te sientes, cómo ves al mundo y cómo te desarrollas en él.


Es por eso que existen claves para moldear tu cerebro en un órgano ganador que te permita realizar procesos altamente productivos.

1. El radar de oportunidades: es la habilidad de reconocer las ventanas de acción que pueden llevarte al éxito. No se trata sólo de dinero o fama, sino de reconocer esos pasos primarios que a la larga te permitirán llegar a objetivos más grandes. Por ejemplo, así fue como surgieron invenciones tales como el velcro y la masa para hot cackes de Aunt Jemima, al reconocer una oportunidad que para otros no era muy evidente.

2. Talentómetro: es la capacidad de reconocer las habilidades que tienes y de ir a obtener aquellas de las que careces. Por ejemplo el genio del Blues BB King decía que a pesar de ser reconocido el seguía practicando para ser siempre el mejor.

3. Laser de metas: es cuando te fijas una meta a futuro y sin importar lo que otros hagan, mantienes tu objetivo en mente. Es importante reconocer cuáles son las razones que se tienen para hacer lo que se hace, si es por éxito o por razones personales.

4. Medición optimista del riesgo: es la habilidad de medir las ventajas, desventajas y el riesgo de una decisión. Una vez hecho esto, aceptar los cambios que vendrán y comprometerse con la decisión. Un ejemplo de esto, remarca Brown, es JK Rowling pues sabía que vender su obra no sería sencillo pero se comprometió con ello.

5. Acelerador de esfuerzo: son aquellos momentos que generan el momentum para lograr las metas pese a todos los obstáculos. Es actuar como si algo fuera a pasar sin lugar a dudas ya que esto condiciona el cerebro para hacer todo lo posible para lograrlo. De lo contrario estar autocriticándote constantemente hace que el cerebro busque actuar de manera acorde a estos pensamientos. Un ejemplo de eso es Kerri Strug, la gimnasta que ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de 1996 pese haberse roto el tobillo en la rutina.

También es importante priorizar las actividades diarias para poder poner atención a temas que realmente lo requieren y evitar hacer multitask para no atomizar la atención.

Por otro lado, es indispensable estar consciente en cómo los otros te ven para evitar caer en la confianza ciega en uno mismo.

“Un cerebro ganador también requiere cuidados específicos para funcionar bien. La nutrición debe contener omega 3, hojas verdes, pescados de agua dulce, nueces y bayas. El ejercicio debe ser en rutinas de 60 minutos tres veces por semana, mientras que el sueño debe tener un ritual y durar entre siete y ocho horas al día”, enfatizó el especialista de Boston Marathon.



Fuente: altonivel.com

jueves, 8 de septiembre de 2011

Escuchas??

Si queremos que los demás nos entiendan, necesitamos aprender a escuchar realmente y comprender a los demás. Cuando se construyen relaciones, la manera de escuchar puede ser igual de importante que la manera de comunicar lo que se tiene que decir.



Fecha: Agosto 3, 2011
Por: Michelle Tillis Lederman

Como seres humanos, fundamentalmente necesitamos y queremos ser comprendidos, esto aplica para todos los ámbitos de nuestras vidas, desde lo personal hasta lo profesional; sin embargo, para ser comprendidos se requiere que del otro lado haya un receptor escuchando. Si queremos que los demás nos entiendan, necesitamos aprender a escuchar realmente y comprender a los demás. Cuando se construyen relaciones, la manera de escuchar puede ser igual de importante que la manera de comunicar lo que se tiene que decir.

Además:
Escuchar para entender. Si queremos que los demás nos entiendan, necesitamos entenderlos a ellos escuchando realmente lo que nos están comunicando.

Ajuste los tres niveles de escucha. La escucha hacia adentro (nivel uno) se relaciona a lo que usted escucha para sí mismo y ayuda a establecer puntos en común y hace más fácil la conversación. La escucha hacia afuera (nivel dos) se relaciona con lo que usted escucha del orador; aprovecha la ley de la curiosidad para descubrir intereses y perspectivas. La escucha intuitiva (nivel tres) es una manera poderosa de obtener un entendimiento más profundo de la situación y posiblemente ayude hasta al orador a poner en orden las ideas que aún no ha expresado verbalmente.

Cómo escucha es la clave. Para fomentar la comunicación y construir conexiones significativas, deje su pedestal y escuche desde la perspectiva de los demás, y no olvide que algunas veces, una buena escucha se hace con los ojos tanto como con los oídos.
Maneje las distracciones. Articule cuando necesite recuperar su concentración (¡solo dígalo!), anote los pensamientos para que no se le olviden y no tenga que intentar recordarlos después, y si está demasiado agotado para dedicar la energía necesaria para escuchar y comprometerse, es mejor posponer o reagendar.

Mejore su escucha. Tómese los créditos por las maneras en que usted sí escucha bien, y note las áreas en las que puede mejorar. Después haga un plan para trabajar en ambas cosas.

Una buena escucha es un ganar-ganar. No solo escuchar bien hará que la otra gente se sienta escuchada y comprendida, también mejora su propia experiencia con la situación y la conexión.


 

Este artículo es un extracto con el permiso del publicador de The 11 Laws of Likability por Michelle Tillis Lederman. Copyright 2011, Michelle Tillis Lederman. Publicado por AMACOM, una división de American Management Association. Para más información visite: 222.amacombooks.org

Sobre el Autor
Michelle Tillis Lederman es fundadora y CEO de Executive Essentials, que provee programas de liderazgo y comunicación a la medida.
 
Fuente: http://www.amamex.org.mx/articulos/La%20Ley%20de%20Escuchar.htm

jueves, 23 de junio de 2011

No tengo tiempo

¿Por qué la frase más recurrente cuando hablamos con profesionales, empresarios/as, empleados/as es “no tengo tiempo”?

El mundo va muy deprisa, y no tenemos tiempo para preocuparnos del tiempo y sin embargo lo perdemos con mucha más frecuencia de lo que somos conscientes. El tiempo es un recurso, y de cómo lo administremos dependerá no solo nuestro éxito profesional, sino nuestro bienestar personal. El problema está en que no gestionamos el tiempo, caemos en la trampa de la actividad, y hacemos más y más rápido sin evaluar si lo que hacemos es importante o nos conduce a los resultados deseados. Unido a todo ello tenemos una sensación permanente de no llegar, o ese insoportable tráfico mental, que como una pesada nube sobre nuestra cabeza, nos sigue a todas partes.

Tenemos que empezar por valorar el tiempo, darle la importancia que tiene, es el bien más escaso a pesar de tener todas las mismas 24 horas diarias.

La valoración dependerá de para que lo quiero utilizar, de cuáles son mis prioridades. Puedo gestionar el tiempo para arañar todos los días 2 horas para tenerlas simplemente libres, es decir, para hacer con ellas lo que me apetezca en cada momento.

Es bastante probable que muchas de las cosas que hacemos no tengan nada que ver con nuestras prioridades, que no nos produzcan ninguna satisfacción o resultado, e incluso si nos paramos a pensar un poco más, no entendamos ni porque las hacemos.

Las actividades veremos que se repiten y que podemos establecer periodicidades y áreas de uso del tiempo: llamadas telefónicas, reuniones, lectura de informacion, captar clientes, planificar, etc.

Saber como usamos el tiempo día a día es vital para poder controlarlo y utilizarlo adecuadamente. En base a la lista de actividades diarias que proponemos en el párrafo anterior, se trata de realizar un seguimiento diario durante por ejemplo una semana, en la que iremos anotando todas las actividades que desarrollamos en el día y el tiempo que empleamos en cada una. Por ejemplo si a lo largo del día realizamos de media 15 llamadas y nos lleva en total 1 hora, una buena gestión del tiempo sería concentrar la realización de llamadas en una franja del día de forma habitual, todos los días de 09:00 a 10:00 horas por ejemplo.

Del listado de tareas y sus tiempos podemos concluir que hay muchas de ellas que podemos delegar, o que podemos incluso eliminar. También nos servirá para priorizarlas según su importancia.

Otra cuestión a valorar son los ritmos de actividad, hay personas que rinden más por la mañana, otras por la tarde y otras por la noche. Estos ritmos es bueno conocerlos y saberlos utilizar para optimizar nuestro rendimiento. Los niveles de concentración no son iguales en todos los momentos del día, los estados de ánimo influyen, el número de horas que se trabaja también.

 

La falta de concentración además de producir rendimientos bajos, es fuente de errores. Los errores deben ser subsanados e implican más tiempo para solucionarlos, es decir, trabajar dos veces sobre una misma tarea.


Si no queremos caer en la insatisfacción, la frustración, la ansiedad y el stress, pongámonos manos la obra:

• Plantéate para que quieres el tiempo, qué quieres hacer con tu tiempo. Establece tus objetivos y prioridades.

• Localiza cuáles son tus principales vías de pérdidas de tiempo, lo que se conoce como ladrones del tiempo y ponte en guardia para combatirlos. Los más conocidos son: visitas inoportunas, mal uso del teléfono, no planificación de reuniones, mala delegación, mala gestión de las llamadas telefónicas. Dar prioridad a lo urgente en vez de a lo importante.

Nosotros mismos somos a veces nuestro peor enemigo en la gestión del tiempo porque tenemos unos malos hábitos, que precisamente por repetirlos sin ningún tipo de conciencia acaban siendo impulsores de la personalidad incontrolados que nos hacen perder muchos minutos y horas. Algunos de los más frecuentes son:

• la propensión hacia las relaciones públicas y los contactos sociales en la oficina.

• abusar de la memoria y no llevar una agenda o sistema de anotaciones.

• precipitación, postergación

• no saber decir que no

• querer hacerlo todos, no confiar en los demás y por tanto no delegar.

No te olvides de incorporar a tu vida unos hábitos saludables de gestión del tiempo:

Hábitos Saludables de Gestión del Tiempo

• Dedica los primeros y los últimos 5 minutos de la jornada a planificar el día y programar el siguiente.

• Planifica siempre antes de actuar y céntrate en lo importante.

• Sigue tus biorritmos y aprovecha los periodos de máximo rendimiento para realizar las tareas más importantes o más complejas.

• Agrupar los asuntos y acciones relacionadas entre sí.

• Cada tarea debe tener un tiempo asignado y debes medir si lo cumples, si te falta o te sobra tiempo.



A continuación te proporciono un ejercicio práctico y muy sencillo, el cual consiste en que conozcas el porcentaje de tu productividad.

Este simple ejercicio, te permitirá reflexionar respecto a lo que realmente es necesario, y te permita analizar si tu desempeño es el adecuado “de acuerdo a tu criterio”, posiblemente te ponga a pensar que debes mejorar para lograr resultados palpables.

¡TE SORPRENDERÁS¡





Fuentes:

lunes, 30 de mayo de 2011

El efecto Sushi

Hola, les pongo un articulo para que veamos que podemos aplicar de esto en nuestra empresa y en nuestras vidas.

Los tres desafortunados desastres de Japón, son sus tres oportunidades...

Los tres desafortunados golpes que la naturaleza ha propinado este año a Japón, representan al mismo tiempo tres grandes oportunidades para entender el comportamiento y la cultura organizacional de los japoneses en épocas de crisis. Y aquí, el sushi juega un rol fascinante.

El terremoto, el tsunami y la crisis nuclear. Tres sucesos encadenados. Un impacto. La cadena de suministros global, sobre todo la de las industrias electrónica y automotriz, se han visto afectadas por la catástrofe. Las aseguradoras europeas también están resintiendo el golpe. Más de 7 mil muertos y 10 mil desaparecidos. Y no se diga la economía japonesa: 24 mil millones de dólares tendrá que erogar el Gobierno nipón como un primer presupuesto para la reconstrucción, además de sufrir un crecimiento menor al esperado, puesto que el costo de la tragedia será de entre 2.4 y 3.4 por ciento del PIB.

No obstante el panorama oscuro, ahí están las luces de una cultura que siempre ha sorteado con éxito los imprevistos. Recordemos Hiroshima y Nagasaki. Los devastadores terremotos de Kanto en 1923 y de Kobe en 1995. En cada uno de estos sucesos, la intuición innovadora y la capacidad de respuesta en grupo de los japoneses fueron suficientes para salir a flote. La materia prima, la mejor arma, el más eficiente invento de los japoneses son precisamente los japoneses. El factor humano.

Así, ¿es posible predecir lo que sucederá con la nación nipona y su economía? Hideki y Skidmore Toka, investigadores de la Universidad de Nagoya, tienen varios años investigando la relación entre los desastres naturales y la manera como la economía es afectada y después se recupera. La conclusión es sencilla: a partir de datos de 151 países recopilados durante más de 40 años, es posible afirmar que las economías con mayores capacidades de renta, conocimiento y acceso a instrumentos financieros, sortean las consecuencia sde cualquier terremoto o inundación.

Pero volvamos al sushi. Abordemos el problema desde una perspectiva gastronómica. ¿Por qué Japón puede recuperarse mucho antes de su tragedia que otras naciones devastadas, como Haití, Tailandia o Nicaragua? Radiografiemos el sushi para encontrar la respuesta.

Ahí está en el plato un diminuto y ancestral invento de la antigua China que migró a Japón a partir del siglo 17 para perfeccionarse entre la gente y luego, ya en pleno siglo 20, globalizarse por todo el planeta como un platillo de comida rápida saludable.

Lo que nos revela el diminuto bocadillo es el background de toda una cultura de ahorro, precisión y colaboración. Durante tres siglos, los japoneses fueron reinventando el bocadillo a partir de dos factores clave anclados en su cultura de innovación y desarrollo.

El primer factor nos habla de supervivencia y escasez: ¿cómo podían conservar durante más tiempo el pescado recién traído del mar, sin refrigeración, haciendo más eficientes sus costos y simplificando el proceso? El segundo factor nos habla de colaboración y cultura organizacional: ¿cómo crear un alimento de rápida preparación, accesible para todos, sin generar desperdicios innecesarios?

La antigua preparación del sushi nos revela una tecnología capaz de funcionar incluso sin electricidad. Técnica importada de los monasterios budistas, los sushis se preparaban salando el pescado, cubriéndolo de arroz con vinagre y guardándolo en barriles de madera durante seis meses. Este método mantenía el pescado listo para comer durante otros seis meses más, sin necesidad de hielo.

Al paso del tiempo y de otras innovaciones, se le agregó un pedazo cuadricular de alga para empaquetarlo y hacer del sushi un alimento de fácil transporte.

Curiosamente, no fue sino hasta el gran terremoto de Kanto, en 1923, que también devastó Tokio, cuando la cultura eficiente del sushi se diseminó por todo Japón. Los honorables chefs de sushis de la capital regresaron a sus pueblos de origen y ahí siguieron cocinando el platillo, popularizándolo.

Volvamos al terremoto. Analicemos las imágenes de los japoneses, hundidos en la tragedia que significa perder el patrimonio y la vida. En la mayoría de los casos, los aeropuertos, estaciones de tren y hospitales funcionaron en perfecto orden. Las filas para recibir insumos o pedir información no significaban tumultos. Se actuaba con capacidad de grupo. Los saqueos ni siquiera fueron imaginables.

Gran parte de este orden inculcado hasta el ADN tiene que ver con el hecho de que en Japón conviven tres religiones: el sintoísmo, el budismo y el confucianismo. La filosofía central de las tres se resume en un método de comportamiento perfectamente definido: el bienestar es colectivo, la armonía se alcanza en grupo, y el respeto al otro es esencial para crear orden social.

Otro dato para entender el comportamiento de los japoneses ante las situaciones de crisis extrema, como Hiroshima, Fukushima o el tsunami, se refleja en la Teoría Z de William Ouchi, investigador norteamericano de origen nipón.

Ouchi afirma en su libro “Theory Z : How American Business Can Meet the Japanese Challenge”, de 1981, que existen distintos tipos de empresas que a su vez actuaban bajo esquemas de comportamiento muy específicos.

En las empresas de carácter Z, como la gran mayoría de las compañías en Japón, prima la rendición de cuentas colectiva y el trabajo grupal ordenado, creando una tradición de negocios que busca que el individuo viva, experimente como carne propia los procesos de la corporación. En cambio, en el modelo occidental, la rendición de cuentas suele ser individualista, la capacidad se mide en función de una persona, y los procesos de las compañías se vuelven más lentos porque la cadena de decisiones salta de persona en persona, no en colectivo.

¿Un ejemplo de todas estas ideas en las repercusiones de la tragedia japonesa? Hace unos días, el CEO de Nissan en México afirmaba que ante la falta de suministros las armadoras crearían innovación local.

“Las crisis que atraviesan las plantas japonesas de Nissan, más que generar una potencial desinversión en México, es una oportunidad de encontrar proveedores nacionales que puedan hacer los componentes que nos hacen falta", resumía el CEO, José Muñoz.

El efecto sushi (ahorro, rapidez, innovación) y el comportamiento organizacional de la Teoría Z (pensar en colectivo, actuar con orden), seguramente serán las herramientas más simples para que Japón salga de la crisis actual: la nuclear, la económica y la humanitaria.
 
 
 
 
fuente: http://mx.hsmglobal.com/notas/60857-el-efecto-sushi-las-oportunidades-japon